domingo, 13 de marzo de 2016

La vie en rose

Y vas paseando... ¿o se diría caminando? Qué más da, vas andando mientras el mundo a tu alrededor va cambiando de color y el aire... se siente. ¿Has sentido alguna vez el aire? No importa si estás en medio de la ciudad o a la vera del mar, el aire acariciándote la cara te recuerda que hay cosas en la vida que merecen la pena disfrutarlas, como ese simple momento. Y mientras sigues andando observas a la gente que parece que actúa a tu paso, como una película en la que tú eres el protagonista y los demás simplemente te acompañan dando pie a ese instante. Decides ponerte música como si de la banda sonora se tratara y mientras suena La vie en rose ves que puedes ser feliz por momentos. La canción comienza a dibujar un cambio en la expresión de aquella realidad tan monótona, tan simple y desata del todo la verdadera, la que se puede aprovechar hasta el infinito y ver como el mundo cobra vida más aún gracias a las misteriosas sensaciones que nos es capaz de transmitir la música.

El río a tu lado refresca el ambiente y te hace recordar que aún estamos en invierno, aunque los hermosos recuerdos ocultan el frío y resplandecen acompañados de su calor, haciéndote sentir vivo y ver como la vida es un continuo florecimiento que solo acaba el día que se apague, y que mientras tanto estás ahí, construyendo un bonito momento más, un bonito momento por el que recordar que eres capaz de sentir y apreciar la vida.

Sigues caminando y caminando y tras unos momentos el sol ya se ha escondido mientras el anciano con el acordeón de cada noche toca esa misma canción que estabas escuchando antes, la única que el pobre hombre se sabe, y decides dejarle la moneda que te prometiste darle por alegrar los oídos cada día de cada transeúnte.

Sin más que sumido en los sentimientos, la felicidad y las sensaciones solo quedaba estar sentado en el pequeño y mágico escalón del puente de Triana mientras sus luces reflejan en el río una noche sevillana del recuerdo. De fondo, suena entonces para tí por última vez aquel solo de trompeta de Louis Amstromg y tu mente tararea para tu corazón...la vie en rose.